Historias....

LA MATANZA DE LOS GOYOS

En los pocos años que lleva mi cuidad de origén, Poza Rica... "la Capital Petrolera del Mundo" como se la llegó a conocer, algunos pasajes manchan el camino recorrido por nuestra joven ciudad y nos confirman la veracidad de las palabras dichas por aquel sabio rey inspirado "El hombre, solo domina al hombre para perjuicio suyo".

Fue el 6 de octubre de 1958 cuando en Poza Rica la ciudad se tiño de rojo como consecuencia de la inconformidad de los pozarricenses ante el fraude electoral que se habia cometedio en contra de un candidato a la presidencia municipal, llamado Fausto Davila.  Casi cuando estaba por concluir la marcha de inconformidad, a un costado del edificio de la sección 30 del sindicato petrolero, un grupo de pistoleros del clan merinista atacó arteramente a los manifestantes, disparándoles con pistolas y ametralladoras.



Según cuentan algunas personas, hubo varios muertos y mucho mas heridos, aunque oficialmente solo se dió a conocer la cifra de 5 personas.


Ávidos de poder, un grupo de personas que mantenían el cacicázgo en la ciudad, seguidores del Ing. Jaime J. Merino, se abalanzaron contra la ciudadanía. Algunos escritores han publicado los sucesos de aquella ocasion y dicen que el lunes 6 de octubre de 1958...


“Cuando éstos (los manifestantes) llegaron al parque de la Sección 30, frente al edificio, los agentes de Merino los provocaron. Empero, no pasó de ahí la cosa y el grueso de la columna enfiló hacia la avenida Ruiz Cortines, pero cuando la retaguardia de la manifestación empezaba a alejarse, les tiraron bombas de gas lacrimógeno y sonaron los primeros disparos, que se confundían con el tableteo de las ametralladoras” (Revista “Protesta”, No. 1, reportaje Antonio Caram, “Vida, milagros y tropelías de J. Merino, pp. 6 y 7)

Al parecer, el ejercito militar estuvo incluído en esta tragedia, pues algunos periodistas han escrito que al termino de la balacera los mismos militares adscritos al 7ª batallon de infantería formaron un cerco y no permitieron a los manifestantes regresar a recoger a sus muertos.

Mas tarde se diría que muchos de los fallecidos fueron a dar a las calderas de PEMEX o a los hornos del Hospital de PEMEX.

Fue esta una época de desapariciones y lucha por el poder. La época de la abundancia que no hacia sino despertar la ambición de los hombres con autoridad.

Reflexionar en estos hechos nos ayuda a comprender una de las razones del sufrimiento que experimenta el hombre. A causa de la ambición y el poder, muchos pasan por encima de la dignidad de otros. El hombre no ha podido encontrar la fórmula para generar un mundo mejor, pacífico, donde reine el amor.

A pesar de los ideales de muchos luchadores, "el respeto al derecho ajeno" no deja de ser solo una frase. El hombre por sí mismo no tiene la solución a los problemas y, como dicta una profecía de casi 2000 años atrás, "los hombres avanzaran de mal en peor".

No hay solución a los problemas del hombre por el hombre. De allí que necesitemos la intervención de un ser superior, que nos conozca a la perfección y que sea capaz de cambiar la estructura de dominio actual. Necesitamos la intervención de nuestro creador Dios. 1 Ped. 3:13